domingo, 18 de octubre de 2009

No lo entiendo...

Hace mucho tiempo que no escribo… me pasa a menudo… Supongo que tiene sentido; escribo cuando tengo ganas o me siento inspirado.
Escribo cuando coincide que llego con todos estos pensamientos a casa y tengo tiempo para imprimirlos en una pantalla.

Acabo de volver del cine, he visto: MOON.
La recomiendo… está bien escrita. Es entretenida.

Pero no escribo por eso… bueno alomejor la música de Clint Mansell me ha inspirado, pero no tiene nada que ver con la película sino con algo que me han contado después.

Intentaré contarlo de la mejor manera, solo espero que os impacte como me ha impactado a mí.

Marta (llamémosla así aunque probablemente tengo un nombre menos “occidental”) vive en una aldea en Nigeria.
Después de años y años de trabajo en una mina cercana al poblado, los padres de Marta deciden mandar a su hija pequeña junto a un amigo que organiza viajes en “bote” a occidente. Les ha prometido que hará todo lo posible para que Marta llegue a España… a cambio de una gran cantidad de dinero por supuesto.
La mandan porque saben que tendrá una vida mejor, una vida con más oportunidades.

El viaje no es fácil para Marta pero no contaré esa parte de la historia porque no es relevante… El caso es que después de muchísimo tiempo de viaje, seguramente meses, Marta llega por fin a suelo Español.
Es rescatada en medio del océano cuando su bote iba a la deriva por militares españoles y es llevada a un recinto de refugiados en Gran Canaria.
Le dan de comer, la bañan, le dan cama para dormir, le preguntan su edad, nombre, nacionalidad… y después de meses de trámites es acogida por una asociación para menores de edad en la capital de las islas.
Marta se siente contrariada, es aún muy pequeña, no puede volver a ver a sus padres, extraña a sus amigos y su tierra, no conoce el idioma que le hablan, y le cuesta entender la razón por la que tiene que aprender a “sumar” y a “leer”… a veces llora porque no puede contarle a nadie como se siente.
Mucho tiempo después, quizá años, un grupo de reporteros llega a su asociación…
Marta ya tiene trabajo, es interprete, y está apunto de salir de la casa de acogida, ya tiene 20 años, quiere empezar a vivir por su cuenta en Las Palmas; le hacen una entrevista.

- Periodista: Hola Marta, como te sientes en España? Te adaptas? Te ha ayudado mucho la asociación en tú proceso de adaptación?
- Marta: Si, la verdad es que me han ayudado mucho… ahora tengo un trabajo fijo, puedo pagar un alquiler, comida, y todo lo necesario para vivir cómodamente, han sido muy buenos conmigo, me va a ser imposible olvidar tanta generosidad.
- Periodista: Eres de Nigeria no?
- Marta: Si, hace ya algunos unos años que llegué a España, no recuerdo muy bien todos los detalles, pero me acuerdo de mis padres y de mi aldea… les echo de menos, algún día ahorraré lo suficiente e intentaré que vengan a vivir conmigo aquí.
- Periodista: Nos gustaría conocer un poco donde vivías, cuéntanos.
- Marta: La verdad es que no me acuerdo de muchas cosas, solo de algunas anécdotas con amigas, con mis padres...
Mis padres trabajaban mucho, mi padre trabajaba todos los días en una mina cerca de donde vivíamos, y mi madre iba por las noches a recoger; me acuerdo que algunos días tenía que ayudar para que terminara a tiempo y no se le acumulara el trabajo.
Me acuerdo que comíamos casi siempre arroz, y que solo teníamos una hora en el día para comer… era duro.
- Periodista: Y que fue lo que más te sorprendió cuando llegaste aquí? Que fue lo que más te impactó?
- Marta: Eso no lo olvidaré nunca… me acuerdo que estuve horas y horas llorando. Me tuvieron que venir a buscar al baño.

Cuando llegamos a la costa estábamos muy sucios, desnutridos y enfermos. Nos estuvieron cuidando con mucho cuidado durante mucho tiempo, dándonos de comer, medicándonos… y me acuerdo que me llevaron al baño y me enseñaron como funcionaba todo.
No me lo podía creer, el agua caía sobre mi cuerpo desde arriba… no dejaba de caer… estaba caliente, me reconfortaba… y no dejaba de caer…No se terminaba!!!
Intenté tapar el agujero por donde escapaba el agua, pero no podía hacer nada para retenerla… quise bebérmela toda, pero el agua se escurría entre mis manos y escapaba por la cañería. No podía creerlo, el agua se estaba yendo… empecé a llorar y a gritar… no podía creer lo que estaba pasando!!!

Tardé mucho tiempo en asimilarlo… estuve horas llorando ese día.
No podía creerlo! Me lo intentaron explicar de muchas maneras… pero no lo entendía!!

Aún no lo entiendo… pero lo he asimilado.